En Australia, no hay leyes estrictas que regulen la contaminación vehicular— y Toyota quiere que esto siga siendo así.
El gobierno australiano planea pisar el acelerador y avanzar hacia un futuro más sostenible. Pero el grupo de presión de la industria automovilística, liderado por Toyota, está tirando del freno de mano, y busca que las leyes de regulación vehicular en el país sigan siendo poco estrictas: protagoniza grandes despliegues mediáticos, brinda sesiones informativas al gobierno y organiza exposiciones itinerantes.
Firma la petición: dile a Toyota que ponga fin a sus sucios grupos de presión a favor de los combustibles fósiles.
Toyota se quedó dormida al volante y dejó pasar su oportunidad de liderar el mercado de los vehículos ecológicos. En cambio, se ha convertido en la fábrica de automóviles que más presión ejerce para frenar leyes que defiendan al medioambiente y al aire limpio en el mundo entero.
Hace 26 años, el automóvil híbrido Pruis de Toyota representó un cambio radical que buscaba reducir la contaminación vehicular. Durante 2021, 499 de cada 500 vehículos que Toyota vendió funcionaban con combustibles fósiles. La estrategia de relaciones públicas de este grupo de presión automovilístico australiano, que responde a Toyota, consiste en lo siguiente: «mostrarse públicamente como un líder de opinión y como una voz confiable en la reducción de emisiones», mientras que detrás de escena intenta frenar el avance de cualquier nueva normativa de eficiencia de combustibles y que las leyes de regulación vehicular en Australia sigan siendo de las más débiles del mundo.
Este es, esencialmente, un caso de greenwashing, y no debemos permitir que Toyota se salga con la suya.
Dile a Toyota que se transforme en una empresa verde y que deje de alimentar la crisis climática.
Los efectos del cambio climático cada vez nos golpean con más fuerza, y empresas como Toyota —que siguen priorizando sus beneficios a corto plazo, por encima de las personas y de un planeta habitable— son un obstáculo que nos impide vivir en un mundo sin riesgos climáticos. Junto a una coalición de grupos aliados a la causa, la comunidad de Ekō ayudó a desenmascarar a los sucios grupos de presión de Toyota en Europa y a convencer, a quienes legislan en la UE, de que prohibieran la fabricación de nuevos automóviles a gasolina o a diésel. Repliquemos este caso de éxito en Australia.
Más información
New York Times. 15 octubre 2023.
The Driven. 6 febrero 2023.
Sydney Morning Herald. 8 agosto 2022.
Influence Map. 18 mayo 2022.