Es un gran error pensar en el Tren Maya como sólo un tren.
El Tren Maya es un megaproyecto planeado por el gobierno mexicano que cubrirá un tramo de 1,500 kilómetros conectando los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
Aunque los políticos dicen que el tren traerá progreso, desarrollo, empleo y turismo, la realidad es muy diferente. El Tren Maya implica la destrucción de las últimas selvas que quedan en la zona, la violación de los derechos de los pueblos indígenas a través de la apropiación y desplazamiento injustos de tierras y más militarización en una de las regiones más conflictivas del país.
Este no es un proyecto ecológico. La evaluación de impacto ambiental prevé la deforestación del equivalente a 1.120 campos de fútbol solo en la primera de las dos fases de construcción. Incluso, algunas partes del proyecto se están construyendo sin un estudio ambiental aprobado sobre las afectaciones ambientales y sociales, contraviniendo así estándares nacionales e internacionales.
El gobierno mexicano está perdiendo apoyos para este proyecto. A través de acciones legales, diversas comunidades han logrado suspender temporalmente la construcción de algunos tramos, pero debemos ser muches para detener el desastre que supondrá la construcción de este tren. Ahora debemos mostrar nuestra fuerza.
Este tren solo se puede desarrollar gracias a la participación de empresas extranjeras. Las empresas ferroviaras Renfe, Ineco y la alemana Deutsche Bahn participan en el Tren Maya.
Dicen que este tren servirá al pueblo, pero se estima que el 70% de los ingresos del tren provendrán del transporte de combustibles, soja y carne de cerdo, las principales fuentes contaminantes de agua en la zona y generadores de conflictos socioambientales.
Además, el derecho internacional no permite que proyectos se lleven a cabo a menos que se dé el consentimiento de las comunidades indígenas. Naciones Unidas criticó la consulta pública realizada por el Gobierno de México en 2019.
El gobierno ha empleado un clima de estigmatización como respuesta a las acciones de defensa emprendidas, por ejemplo, públicamente han equiparado la defensa de derechos humanos con el actuar de “carteles de la droga”.
Por eso necesitamos ser muches para detener los efectos catastróficos que tendrá este tren para las personas y el planeta.
¡Firme aquí para pedirle a Renfe, Ineco y a las otras empresas extranjeras que dejen de participar en el Tren Maya!