Gracias al delicioso sabor de las galletas Oreo, las galletas Club Social y el chocolate Milka, la empresa Mondelēz se hace cada vez más rica. Paralelamente, la realidad de comunidades enteras en Indonesia no sabe tan bien—les están empobreciendo y viven una doble amargura: ¡arrasaron con sus húmedas selvas tropicales y les hicieron falsas promesas!
Quienes abastecen de aceite de palma a una de las empresas de snacks más grandes del mundo—Mondelēz—han jugado sucio: se adueñaron de tierras indígenas, sólo para cultivar en ellas sus plantaciones. Luego, no cumplieron con darles a les indígenas locales la participación en el multimillonario negocio del aceite de palma que les habían prometido a cambio. Miles de familias soñaban con poder enviar a sus hijes a la escuela con estos ingresos estables tan anhelados.
Sin embargo, luego de asistir a una sinfonía agridulce de violaciones de derechos humanos—orquestada en complicidad con Mondelēz—se han quedado sin nada.
Pero, si hacemos una campaña masiva contra Mondelēz, y la empresa ve el potencial daño que esta acción significa para su marca, dejará de comprarle aceite de palma a quienes no cumplen con lo que prometen – a su vez, se generará una reacción en cadena entre otras grandes marcas que ya no negociarán con personas de esta calaña. Este escenario obligará a quienes producen aceite de palma en tierras indígenas a invertir, de una vez por todas, en estas comunidades a las que destruyeron y dejaron sin sustento.
Dile a Mondelēz: Basta YA de comprarle aceite de palma a quienes juegan sucio
Más información
Mongabay en español. 29 mayo 2020.
El País. 9 agosto 2021.